sábado, 12 de marzo de 2011

Torrente IV


Vemos la alfombra roja del estreno en Madrid de la última película de Santiago Segura y menos los trabajadores de guardia está todo el mundo.

Y así es 'Torrente 4'. Para abreviar, antes que una película, la nueva entrega de la saga es un rito, una liturgia profana y, claro está, ensordecedora. Y gozosa cabría añadir. Desde que allá en 1998 Santiago Segura inventara esa versión sucia y carpetovetónica del inspector Clouseau, cada una de las entregas se ha esforzado en la perfecta construcción de un mito. Con todo lo que ello significa. Cada gramo de su pringosa fisonomía es, antes que nada, una invitación al reconocimiento colectivo. La estrategia no es otra, en definitiva, que convocar a los espíritus de la tribu para que, en efecto, se desfoguen. Los estudiantes de primero de Sociología lo llaman catarsis.

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